Capricho de Reyes
No sabemos si los Reyes Magos llevaron trufa entre sus regalos, aunque seguro que era uno de los ingredientes habituales en su mesa. Ya los antiguos egipcios comían la trufa rebozada en grasa y cocida en papillote. Los griegos y los romanos atribuyeron a estos hongos un alto valor afrodisíaco. En Roma, las trufas de Libia eran consideradas un manjar de lo más exquisito y los romanos decían que las trufas nacían del rayo y eran un presente de los dioses.
Sin embargo en la Edad Media se solía ver en la trufa una manifestación del diablo por lo que cayó en el olvido, aunque las trufas constituían un precioso regalo que se ofrecía a reyes, príncipes y obispos. Hacia el año 1780 las trufas eran raras en París; el pavo trufado, objeto de gran lujo, se servía únicamente en las mesas de poderosos señores o en casas de mancebas. A partir de esta época vuelve a ser muy apreciada ya que los cocineros reales de la época la incluían, sobre todo en recetas de caza. Actualmente su consumo está cada vez más extendido y está presente en muchas de nuestras mesas. ¡No dejéis de disfrutar de este maravilloso manjar!; TrufaZero es un lujo asequible.
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