Belleza desde el interior
En el post anterior hablábamos de las propiedades que tiene la trufa para el cuidado de la piel mediante la aplicación de cremas y otros productos de belleza pero, como tantas veces hemos oído, la piel es el reflejo de nuestro estado general, de lo que comemos y bebemos, “somos lo que comemos”. Por tanto cuando comemos trufa todo nuestro organismo obtiene sus beneficios, incluida la piel.
Las trufas son ricas en hierro, calcio, magnesio, fósforo y otros muchos minerales, además de en vitaminas, entre ellas las del grupo B, esenciales para el buen funcionamiento del sistema nervioso y para la piel. Tienes un alto contenido en proteínas, siendo un alimento muy recomendado para incorporar en dietas vegetarianas, son bajas en calorías, azúcar y no aportan colesterol, por lo que algunos especialistas las recomiendan para reducir los niveles de colesterol. En general por su alto poder antioxidante mejoran el aspecto de la piel, uñas y cabello y mejoran el funcionamiento de los tejidos nerviosos y musculares.
Ah, y pese a su mala prensa, huelen muy bien, por lo menos la nueva fragancia de Tom Ford para mujer Black Orchid, con esencia de trufa negra.
Con todo lo que nos aportan no podemos seguir diciendo que las trufas son caras.
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